Audi Q5 TDI quattro 204 CV, a prueba: ¿el líder de los SUV premium alemanes?

Podríamos decir que el Q7 fue el primer SUV que lanzó la marca de los cuatro aros. Pero si nos centramos en la trascendencia, podríamos decir que el más importante ha sido el Audi Q5. Es el que más han vendido a nivel mundial y el que consiguió extender esta tendencia todocamino que nos inunda en la actualidad.

Y si hablamos del mercado nacional a día de hoy, ocupa la cuarta posición en ventas dentro de la marca, solamente por detrás del Audi A3, del Q3 y del pequeño A1. Comprensible, si tenemos en cuenta que es un ejemplar del segmento D, con enfoque premium y con una serie de mejoras respecto a su antecesor más que considerables.

Estamos probando su cuarta generación y lo cierto es que han apostado por adaptarse a las necesidades actuales. Comenzamos por un cambio de plataforma, pues ahora se asienta sobre la PPC que también llevan los Audi A5 y A6. Eso se traduce en dar un mayor protagonismo a la electrificación, con todas las versiones portando la etiqueta ECO, como mínimo. Le sigue un diseño más afilado y un interior más tecnológico, todo con un precio de partida que está en 62.890 euros.

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Exterior

El diseño del Audi Q5 ha experimentado una renovación en línea con la del resto de productos recientes de la marca. Con esto queremos decir que se afilan sus facciones para parecerse más a los A5 y A6 con los que está emparentado. En su silueta podemos ver unas proporciones armónicas y unas líneas que ganan en deportividad. Tiene el carácter de los cuatro aros en su frontal, poderoso y con el nuevo logo enmarcado en la parrilla Singleframe que ocupa un gran porcentaje de esta zona.

También hay que mencionar los faros Matrix LED, más estrechos, pero con mayor protagonismo: ahora su firma lumínica es totalmente personalizable. En función de los acabados veremos marcos en diferentes colores. En nuestra unidad los marcos de la parrilla, de las tomas de aire, de los espejos retrovisores o los bajos de la carrocería van en negro. También se pueden configurar las llantas, disponibles desde las 18 hasta las 21 pulgadas, con diseños de Audi Sport incluidos.

Al fin y al cabo, la personalización es muy importante en este tipo de vehículo y los clientes también tienen a su disposición una paleta muy completa gracias a once tonos por defecto y otros tanto a cargo de Audi Exclusive. Como ya es habitual en el Q5, está disponible con la carrocería SUV y con la Sportback, que da un toque más coupé a su silueta. Estamos con la primera opción, la más conservadora, pero igualmente atractiva. Tiene unas formas voluptuosas, con el ya característico spoiler de techo.

Sin embargo, aquí nos tenemos que quedar con unos pilotos traseros OLED que quedan unidos por el centro, ocupando todo el ancho del vehículo. Su firma lumínica también es personalizable y destaca por ser capaz de transmitir mensajes, fomentando la seguridad junto a una cuarta luz de freno proyectada sobre la luneta. La parte inferior queda reservada para un difusor negro de gran tamaño que integra las salidas del escape.

El Audi Q5, desde su lanzamiento, se ha alojado en el segmento de los SUV medios. Sus dimensiones son bastante similares a las de la generación anterior, con una longitud de 4,72 metros que es apenas 3,5 cm más que antes. Se mantiene la distancia entre ejes en 2,82 metros y también tendríamos que sumar que la anchura de este ejemplar es de 1,90 metros y la altura de 1,62 metros. En el Sportback sorprende ver que es prácticamente idéntico en medidas, apenas 28 mm más bajo.

Interior

Al subirnos al nuevo Audi Q5, la sensación es de familiaridad. El interior mantiene la misma escenografía digital (Digital Stage) ya vista en otros modelos con plataforma PPC, lo cual no es en absoluto una desventaja: conserva todo lo bueno que ya conocíamos. El gran protagonista es la MMI Panoramic Display, esa pantalla curva que domina el salpicadero y que integra dos elementos clave: la instrumentación digital de 11,9 pulgadas y una pantalla táctil central de 14,5 pulgadas.

El cuadro de instrumentos destaca por su nivel de personalización, accesible desde los mandos del volante multifunción, y por lo completo de la información que ofrece. A ello se suma la posibilidad de equipar un Head-Up Display de nueva generación. La pantalla central, con tecnología OLED, ofrece una nitidez sobresaliente incluso bajo luz solar directa. Su respuesta es rápida y precisa, y el sistema presume de una conectividad de primer nivel, con Apple CarPlay y Android Auto inalámbricos, además de servicios Audi connect y un catálogo amplio de aplicaciones.

Entre las opciones más interesantes, se puede añadir la pantalla del acompañante, de 10,9 pulgadas, que permite gestionar el sistema de infoentretenimiento sin distraer al conductor. También sorprende la mejora en la practicidad: los portaobjetos se han multiplicado, el compartimento bajo el reposabrazos es más grande y la bandeja de carga inalámbrica, ahora con más potencia y refrigeración, se convierte en un aliado perfecto en el día a día.

Donde el Q5 peca un poco es en la calidad percibida. Audi está catalogada como una marca premium y debería poder presumir de materiales de gran tacto y buenas terminaciones. Sin embargo, aquí hemos podido ver algunos plásticos duros con ajustes que sorprenden para mal y también cierto abuso del Piano Black.

Es cierto que hay detalles que nos encandilan, como es el caso de la tapicería en cuero o los nuevos textiles reciclados que refuerzan la apuesta por la sostenibilidad. También iluminación ambiental, con una franja de luz dinámica que recorre las puertas y que incluso puede transmitir mensajes, aportando un plus tecnológico y de sofisticación.

En la parte trasera, el espacio es generoso. Los asientos de la segunda fila ofrecen buen margen para las piernas y la cabeza, situándose por encima de lo que ofrece la carrocería Sportback. La plaza central es algo más estrecha, por lo que el confort se reduce si viajan cinco adultos, aunque sigue siendo utilizable. Para los pasajeros, se incluyen salidas de aire acondicionado dedicadas y puertos USB-C, lo que completa un habitáculo tan práctico como tecnológico.

Maletero

Tras comprobar la versatilidad de la segunda fila de asientos gracias a su banqueta deslizante, toca echar un vistazo al maletero del nuevo Audi Q5. En este apartado no presume de cifras espectaculares: ofrece 520 litros de capacidad, que se reducen a 515 litros en la variante Sportback. La razón está en la incorporación del sistema Mild Hybrid, cuya batería se aloja en esta zona y resta algo de espacio de carga.

Ahora bien, la practicidad compensa en parte esa limitación. El maletero tiene unas formas muy regulares, cuenta con iluminación, ganchos para sujetar la carga y una boca de acceso baja, lo que facilita colocar objetos pesados. Bajo el piso encontramos un compartimento extra donde guardar el kit antipinchazos y objetos pequeños, aunque en este caso no hay posibilidad de contar con rueda de repuesto, ni siquiera de tipo emergencia.

Si se necesita más espacio, los asientos traseros se pueden abatir en configuración 40:20:40, lo que eleva la capacidad máxima hasta los 1.473 litros, suficiente para afrontar viajes con equipaje voluminoso o transportar cargas grandes con comodidad.

Motor

El estreno de la plataforma PPC en el Audi Q5 no significa renunciar a los motores tradicionales, aunque la electrificación cobra más protagonismo que nunca. De hecho, todas las variantes de la gama lucen la etiqueta ECO gracias al sistema MHEV plus, que incorpora un generador eléctrico capaz de aportar hasta 24 CV extra e, incluso, mover al coche de manera puntual en determinadas situaciones.

La oferta arranca con dos bloques de combustión: un 2.0 TDI quattro de 204 CV y un 2.0 TFSI con la misma potencia, este último disponible tanto con tracción delantera como con tracción total. Para quienes buscan más emociones, el SQ5 se posiciona como la opción más prestacional, con un motor V6 de gasolina que desarrolla 367 CV.

La electrificación va un paso más allá en los Q5 e-hybrid, las versiones híbridas enchufables. Se ofrecen en dos escalones de potencia, ambos partiendo del motor de gasolina 2.0 TFSI combinado con un propulsor eléctrico integrado en la transmisión y una batería de 20,7 kWh netos. La variante de acceso rinde 299 CV, mientras que la superior alcanza los 367 CV. En ambos casos, el sistema permite rodar hasta 100 kilómetros en modo 100 % eléctrico, lo que les otorga la etiqueta CERO de la DGT.

Comportamiento

Probamos la que probablemente sea la variante más equilibrada de la gama Audi Q5. Se trata del único diésel disponible por ahora, pensado para quienes acumulan muchos kilómetros al año. Bajo el capó encontramos el bloque 2.0 TDI de cuatro cilindros, asociado al sistema MHEV plus, lo que le otorga la etiqueta ECO. Con sus 204 CV y 400 Nm de par disponibles entre las 1.750 y las 3.250 rpm, ofrece una respuesta más que adecuada para un SUV de este tamaño. Por cierto, tenemos que decir que este motor siempre va ligado a la tracción quattro y al cambio S tronic de siete marchas, un doble embrague que destaca por su rapidez y suavidad.

No es un modelo que busque brillar en cifras puras —para eso está el SQ5—, pero sí se muestra solvente en cualquier situación. Acelera de 0 a 100 km/h en 7,4 segundos y alcanza los 226 km/h de velocidad punta. En cuanto al consumo, homologa entre 5,9 y 6,6 l/100 km dependiendo del acabado, y en nuestra prueba demostró que está a la altura. Con un viaje largo de por medio y bastante carretera secundaria, nos dejó una media de 7,2 litros, en torno a un litro más de lo que homologa esta unidad en concreto con su configuración.

Aunque lo que realmente marca la diferencia es el funcionamiento del sistema MHEV plus. El nuevo generador eléctrico actúa como motor auxiliar, aportando 24 CV adicionales y hasta 230 Nm de par. Se apoya en una batería LFP de 1,7 kWh, una capacidad más cercana a la de un híbrido convencional. Gracias a ello, el Q5 puede rodar puntualmente en modo eléctrico, además de mostrar una retención mayor en fases de crucero o de baja velocidad, lo que contribuye a rebajar consumos. Eso sí, ya hemos visto que hay que ser realista y que un modelo como este, con un peso de 2.030 kg, y con la tracción total (que funciona a las mil maravillas) tampoco va a ser demasiado ahorrador.

Como es habitual en Audi, el comportamiento dinámico puede personalizarse mediante el Drive Select, con programas Efficiency, Comfort, Balanced, Dynamic, Offroad e Individual. El apartado de la suspensión es clave: de serie equipa muelles de acero con un tarado equilibrado y la nueva amortiguación pasiva FSD (Frequency Selective Damping).

En opción, se puede montar una suspensión deportiva o una suspensión neumática adaptativa, que añade un rango de ajuste de hasta 60 mm. Eso sí, se trata de un extra con coste elevado. Nosotros pensamos que para algunos usos merece la pena, pero la última palabra es la del comprador .

El SUV se deja guiar con precisión gracias a la dirección progresiva, aunque mantiene un grado de asistencia alto, algo que prioriza el confort. Aun así, sorprende con un nivel de agilidad mayor del esperado para un vehículo que ronda las dos toneladas. Además, Audi ha trabajado especialmente en la insonorización, logrando que viajar a bordo sea todavía más placentero.

Podríamos decir que no es tan dinámico como el BMW X3, pero sí que transmitiría algunas sensaciones más que el Mercedes GLC; sus dos principales rivales.  En definitiva, el nuevo Q5 es un coche pensado para devorar kilómetros con comodidad y aplomo, justo lo que muchos de sus clientes buscan.

Opinión coches.com

Voy a terminar la prueba hablando de la lucha encarnizada que aparece entre los SUV medios premium alemanes. Audi siempre ha tenido cierto pique con BMW y Mercedes en varios segmentos, pero creo que éste es uno de los más apretados. Como decíamos, los Audi Q5, BMW X3 y Mercedes GLC están muy empatados y suele adelantarse por poco el último que se actualiza, y así sucesivamente. En este caso yo creo que el modelo de los cuatro aros está ligeramente por encima en algunos aspectos porque es el que se ha renovado más recientemente. Me gustan detalles estéticos como el de la iluminación, también su tecnología o su comportamiento equilibrado.

No me gustan tanto algunos acabados, que no van acorde a un coche de su nivel ni de su precio. Curiosamente su tarifa también está en el término medio de sus rivales, ligeramente por encima del GLC y por debajo del X3. Aunque hablamos de esos 62.890 euros de partida, lo cierto es que configurando un poco más este modelo podemos estar rondando los 75.000 euros, que es lo que cuesta nuestra unidad en diésel y con una interesante combinación de elementos opcionales.