Los nuevos modelos de Fernando Alonso

De todos es bien sabida la nueva etapa deportiva que Fernando Alonso está llevando a cabo junto a Ferrari. Y también es conocida esa fórmula que consiste en escudería nueva, coche nuevo. Aunque en este caso debemos hablar de coches. Dos. Un Ferrari 458 Italia y un GranCabrio 2010. Ahí es nada.

La marca italiana obsequió a su piloto con un par de estupendos modelos para su uso en la vida diaria. Eso sí, un modelo de la vida diario no debe perder ni un ápice de las prestaciones de todo un coche profesional, con todo el lujo y el confort necesarios. Aunque claro, ¿cómo se puede considerar normal a un Ferrari «de calle» o a un flamante Maserati? Incógnita sin resolver.

Hay que señalar que estaba previsto que al cambio de escudería, Alonso dejase de conducir un Renault. Por este motivo, el asturiano cuenta con un Ferrari 458 Italia con la carrocería pintada en color blanco perlado. Y para continuar con los deseos del asturiano, el coche ha sido completamente personalizado con un interior tapizado en negro y varios bordados en blanco sobre el reposacabezas (el caballo de Ferrari, el apellido del piloto y un emblema personal).

Respecto a las prestaciones de dicho modelo, resaltar que cuenta con un motor V8 de inyección directa, con hasta 570 CV de potencia.

Pero esto no queda ahí porque su flota se ha visto reforzada por Maserati GranCabrio. En este caso, cuenta con un tono gris metalizado para la carrocería y cuero para el tapizado interior. Si especificamos, un color perla para los asientos y un burdeos para tanto el salpicadero como para el techo.

Este nuevo coche cuenta en su con un motor V8 de 4,7 litros que ofrece hasta 440 CV. A esto hay que sumarle su caja de cambios automática con 6 velocidades. Vamos una completa joyita.

Si creíais que estos son los únicos modelos que permanecen a buen recaudo en el garaje de Alonso, os equivocáis. Porque ya cuenta con otros dos coches de quitar el hipo: un Mercedes McLaren SLR y un Lamborghini Gallardo naranja.

Una flota de coches de auténtico vértigo.